Si hay algo que uno siempre recuerda cuando viaja, es el impacto del cambio de temperatura , humedad, y olor del nuevo aire, cuando llegamos a un destino totalmente distinto del que partimos. Caminaba por el finguer para salir a la zona de immigracion del aeropuerto de Christchurch cuando una fria brisa se colo por uno de los recovecos. Se me habia olvidado que el otoño de Australia es una cosa bastante suave comparado con el clima Neozelandes jeje.
Hice la cola y cuando me toco mi turno, un oficial de immigracion que dificilmente me pasaria en edad, miro la fotocopia que immigracion me habia mandado al correo de mi visa electronica, ( que podia haber escrito yo con word ) me miro, hizo una mueca, y dijo, " Bueno esto a mi me pinta bien" . Pum! sellazo, y escrito con boli bic encima del sello "work".
Y yo que iba con un tacazo de billetes en efectivo, fotocopias de seguros, y todo un tinglao enorme, pensando que podria no cumplir los requisitos para que se me activase la visa de trabajo... y nada, un simple sello y listo!
En Christchurch , hice los recados pertinentes de cuando uno llega a un nuevo pais; comprar telefono, comprar internet remoto, sacarme el IDR (el numero de la seguridad social ) y compre algo de ropa en uno de los chollos de estos paises que se llama "Salvation army" y que es una tienda de ropa de segunda mano.
Ya de entrada la ciudad me dio una buena vibra, que no me dio en ningun momento Australia, y no se porque. Todo muy tranquilo, relajado y frio. Muy similar a lo que recuerdo de la vieja europa.
Tras unos dias de un poco de relax, tome el autobus hacia Queenstown, para empezar la siguiente etapa del viaje. El paisaje durante el trayecto, fue algo totalmente espectacular. Un recorrido a traves de prados, zonas aridas, lagos de color azul turquesa, y bosques amarillos, naranjas y rojos, marcados por el otoño.
Escuchaba musica, mientras me deleitaba con aquel relajante viaje, al tiempo que me iba diciendo a mi mismo " esto me gusta ".
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